BURGOS

Teniamos un fin de semana libre y decidimos ir a pasarlo en la ciudad de Burgos. Buscamos un lugar no muy lejano para aprovechar al máximo el tiempo. El viaje lo hicimos en autobús, porque en la ciudad el coche no lo ibamos a utilizar. El hotel en el que nos alojabamos  estaba situado en el centro histórico de la ciudad, por lo que la estación de autobuses nos quedaba genial.
Para llegar al hotel había que atravesar el puente sobre el rio Arlanzon y atravesar la maravillosa puerta de santa María.

Y se llega a la fantastica plaza de La Catedral.

El hotel esta situado en un lateral de La Catedral. No es muy comodo para llegar, porque tiene bastantes escaleras, pero merece la pena por las vistas que tiene.

 De noche las vistas desde la habitacion eran muy bonitas.

Por esta puerta lateral se puede acceder tambien a La Catedral; y al entrar te encuentras con el Papamoscas, uno de los relojes mas curiosos que se pueden encontrar. Es un automata que asoma medio cuerpo y da todas las horas en punto cuando mueve su brazo derecho y hace gestos mimicos con su cabeza. Los cuarto de hora los marca su ayudante, el Martinillo, una figura más pequeña y de cuerpo entero que espera sobre un pequeño balcón entre dos campanas. Cada cuarto de hora está señalado por campanadas más agudas que las del Papamoscas, uno, dos o tres golpes, según sea, el cuarto, la media o los tres cuartos.

Y a la izquierda la Capilla de Santa Tecla, donde se dan misas regularmente.

Tuvimos suerte con el tiempo, por lo que pudimos pasear por la ciudad con temperatura bastante agradable. Hay un paseo muy bonito desde la puerta de Santa Maria hasta el Monasterio de las Huelgas Reales.

Merece la pena visitar el Monasterio.

Como nos hizo bueno, pudimos comer en una terracita y con unas fabulosas vistas.

Y uno de los lugares donde nos tomamos un cafe fue en la cafeteria del Museo de la Evolucion Humana.

Vista desde la terraza del Museo.

Nos fuimos con la promesa de volver para seguir descubriendo sus rincones.